Me iba de tus manos y lo único que podía hacer era llorar porque no hacías nada por retenerme, no gritabas, simplemente me dejabas ir; y habría dado lo que fuese por bajar del avión, recoger las maletas y verte ahí, lo hubiese dado todo por que me hubieses retenido junto a ti.
Pero te limitaste a darle las maletas al taxista y esbozar una mueca que no me dejabas interpretar.
Algo así como el dolor y el miedo enmascarado por tu perfecta sonrisa, por una falsa felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario