Creo que me asusta el hecho de que hayas llegado a mi vida en el momento en el que más te necesitaba. Me aterroriza que seas capaz de hacerme sonreír con un coucou bb, que te preocupes por cómo va mi día, y que te eche de menos. Me da pánico echarte de menos. Me he repetido hasta la saciedad que cuando empiezas a echar en falta a alguien es porque te empieza a importar. No entraba en mis planes que nadie me pudiera volver a importar. Y menos tú. El que vive tres vidas, el que aún no ha sido capaz de madurar, el que está sediento de ambición y no tiene tiempo para descansar. Tú, que visitas París, Londres, Nueva York y Barcelona como si fuese lo más normal. No sabes lo que daría por tener un par de años más y así poder descifrar tu actitud, tus gestos y entender tu manera de pensar. Ojalá fueras más fácil, o yo un poco menos difícil. Ojalá vivieras a tres kilómetros de mí en lugar de a novecientos veinticinco.
Cambiaría muchas cosas de esta situación, pero quién sabe, igual está bien así. Quizá el tiempo pasa y me dejas de importar, y empiezo a no echarte de menos, y todo vuelve a la normalidad.
O tal vez decides volver a París, instalarte en Barcelona, y huir de la ciudad del mal tiempo y estás más cerca de mí, Puede incluso que hasta me esperes, y me recuerdes tanto como lo hago yo a ti.
Parce que je t'aime bien, et je sais que tu m'aimes bien aussi. Rappelle-moi, je t'attendrai toujours, ici.
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