lunes, 17 de marzo de 2014

Y volver a conocerle por primera vez.

Él tiene miedo, como el resto del planeta, como todo ser humano. Detrás de esa fachada que se construyó sabe que todo acabará, que aunque él no quiera, todo esto tendrá un final. 
Siempre ha tenido afán de gloria, nunca sació su sed de destacar entre los demás, eternamente, de repente, jamás. 
Desde el amanecer deseaba conquistarlo todo, se comía el mundo entero a mordidas junto con su sonrisa, no necesitaba articular una palabra, su mirada era totalmente sincera, totalmente inocente. 
Hace tiempo que sus ojos se apagaron, ya no tienen ese brillo intenso. Dicen que no lo tuvo siempre, que apareció junto con ella, y que también se fue cuando ella se marchó.- No se marchó, él decidió no formar parte de su vida.- 
Se cree que con el tiempo todo se cura, todo se olvida. Él aprendió a tener un sitio en el mundo, a ser el chico al que todos miran, se olvidó de que era uno más. 
Y ahí está, recordando que todo lo que sube baja, que una máscara es difícil de llevar, perdiendo la noción del tiempo mientras mira atrás. 
Él sólo tiene miedo de no perpetuar en la memoria de los demás- de ella en especial-. 
Él tiene miedo al olvido. 

(Qué irónico que ella no le pueda olvidar.)

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